Autoclásica 2014: el túnel del tiempo
Cada año hay un fin de semana largo en el que el hipódromo de San Isidro se convierte en la meca de los autos clásicos. Son cuatro días en los que Autoclásica abre sus puertas y saca a relucir todo su glamour y prestigio, al ser la exhibición de vehículos de época más importante de Sudamérica y, por qué no, una de las de mayor relevancia del mundo entero.
La de este año, celebrada el pasado fin de semana, fue la 14ª edición, y más de 50 mil personas transitaron por sus coquetos stands al aire libre. Porque Autoclásica es un paseo para toda la familia, en un entorno atractivo e ideal para retrotraernos a épocas pasadas.
Organizada por el Club de Autos Clásicos (CAC), en 2014 Autoclásica contó con 600 automóviles y 300 motocicletas de entre 30 y 100 años de antigüedad. Una verdadera muestra sin época que llevó a los visitantes por el túnel del tiempo en un desarrollo similar al de muestras equivalentes en el mundo. Esto es la exhibición de máquinas de antaño en impecable estado de conservación o restauración que son puestas a consideración de un jurado que premia a los mejores ejemplares.
El premio mayor, el prestigioso “Best of Show”, le correspondió a un Voisin C28 Chancellerie fabricado en 1936, elegido por sobre todos los demás coches (la terna final la compartió con dos Maserati) por su belleza, estado de preservación e historia. Con motor de seis cilindros y 3.500 cc de cilindrada, fue construido por el aeronáutico francés Gabriel Voisin, que luego de la Primera Guerra Mundial cambió las alas por las cuatro ruedas estableciéndose en un taller en las afueras de París.
Entre las motos, la mejor fue una Brough Superior SS100 año 1928. Tiene un motor bicilíndrico de 1.000 cc y 75 HP, y caja de marchas Sturmey Archer. Es un ejemplar restaurado exactamente a la configuración de salida de fábrica. Las Brough Superior, consideradas las “Rolls Royce de las motos”, fueron homenajeadas especialmente.
Cada año Autoclásica tiene diferentes temáticas, todas relacionadas a aniversarios que se cumplen u homenajes que se quieren realizar. Esta vez fue el turno de la celebración del primer siglo de existencia de la marca Maserati, que tuvo un sector especialmente dedicado con ejemplares de todas las épocas. Entre todos sobresalieron dos coches de carrera: la 250 F de José Froilán González y la 4CLT de Juan Manuel Fangio. También se festejaron los 50 años del Ford Mustang, con la exhibición de más de 40 ejemplares de todas las épocas, y los aniversarios del Volkswagen Escarabajo y de los clubes Mercedes-Benz (20 años) y MG.
Pero este año los autos no siempre estuvieron quietos en los stands. Cada jornada salían a dar vueltas diferentes ejemplares, como para que el público disfrute no sólo de su aspecto, sino también del sonido de sus motores. Fue en el sector de demostraciones dinámicas, un circuito especialmente diseñado y preparado para tal fin.
La pista de las carreras hípicas también estuvo involucrada con Autoclásica, porque sirvió de escenario de particulares competencias. Una que deleitó al público fue entre 15 bacquets que tuvo como ganador a un OM con motor Chrysler conducido por Juan Bonomo.
Pero lo más impresionante fue un cabeza a cabeza entre una Bugatti año 1926 y Remolino, un caballo Sangre Pura de Carrera. Mientras esperaban el Gran Premio Jockey Club G1, el público de las gradas se entretuvo alentando tanto al auto como al animal, aunque en la previa nadie se animaba a apostar por alguno. El caballo tuvo un mejor pique de arranque, pero al llegar al final de los 400 metros pautados, fue superado por el coche. Fue un resultado lógico, ya que era un caballo contra 60 caballos vapor, aunque muchos seguramente habrían roto sus boletos.
Muchas otras actividades tuvo esta fiesta de los clásicos. Pancho Dotto presentó su Carrera de las Princesas, una competencia de regularidad exclusiva para mujeres, en el stand de Fiat. También hubo autos de competición, máquinas a vapor, vehículos militares, embarcaciones, cabinas de avión, colectivos, pick-ups, la feria de repuestos Autojumble y la exhibición de autos en escala, entre otras atracciones. Como se ve, un fin de semana a puro glamour que también tuvo su costado benéfico, porque la recaudación del estacionamiento tendrá como destino una donación para la compra de aparatos médicos para el hospital materno infantil Dr. Carlos A. Gianantonio de San Isidro. Fiesta completa.
La de este año, celebrada el pasado fin de semana, fue la 14ª edición, y más de 50 mil personas transitaron por sus coquetos stands al aire libre. Porque Autoclásica es un paseo para toda la familia, en un entorno atractivo e ideal para retrotraernos a épocas pasadas.
Organizada por el Club de Autos Clásicos (CAC), en 2014 Autoclásica contó con 600 automóviles y 300 motocicletas de entre 30 y 100 años de antigüedad. Una verdadera muestra sin época que llevó a los visitantes por el túnel del tiempo en un desarrollo similar al de muestras equivalentes en el mundo. Esto es la exhibición de máquinas de antaño en impecable estado de conservación o restauración que son puestas a consideración de un jurado que premia a los mejores ejemplares.
El premio mayor, el prestigioso “Best of Show”, le correspondió a un Voisin C28 Chancellerie fabricado en 1936, elegido por sobre todos los demás coches (la terna final la compartió con dos Maserati) por su belleza, estado de preservación e historia. Con motor de seis cilindros y 3.500 cc de cilindrada, fue construido por el aeronáutico francés Gabriel Voisin, que luego de la Primera Guerra Mundial cambió las alas por las cuatro ruedas estableciéndose en un taller en las afueras de París.
Entre las motos, la mejor fue una Brough Superior SS100 año 1928. Tiene un motor bicilíndrico de 1.000 cc y 75 HP, y caja de marchas Sturmey Archer. Es un ejemplar restaurado exactamente a la configuración de salida de fábrica. Las Brough Superior, consideradas las “Rolls Royce de las motos”, fueron homenajeadas especialmente.
Cada año Autoclásica tiene diferentes temáticas, todas relacionadas a aniversarios que se cumplen u homenajes que se quieren realizar. Esta vez fue el turno de la celebración del primer siglo de existencia de la marca Maserati, que tuvo un sector especialmente dedicado con ejemplares de todas las épocas. Entre todos sobresalieron dos coches de carrera: la 250 F de José Froilán González y la 4CLT de Juan Manuel Fangio. También se festejaron los 50 años del Ford Mustang, con la exhibición de más de 40 ejemplares de todas las épocas, y los aniversarios del Volkswagen Escarabajo y de los clubes Mercedes-Benz (20 años) y MG.
Pero este año los autos no siempre estuvieron quietos en los stands. Cada jornada salían a dar vueltas diferentes ejemplares, como para que el público disfrute no sólo de su aspecto, sino también del sonido de sus motores. Fue en el sector de demostraciones dinámicas, un circuito especialmente diseñado y preparado para tal fin.
La pista de las carreras hípicas también estuvo involucrada con Autoclásica, porque sirvió de escenario de particulares competencias. Una que deleitó al público fue entre 15 bacquets que tuvo como ganador a un OM con motor Chrysler conducido por Juan Bonomo.
Pero lo más impresionante fue un cabeza a cabeza entre una Bugatti año 1926 y Remolino, un caballo Sangre Pura de Carrera. Mientras esperaban el Gran Premio Jockey Club G1, el público de las gradas se entretuvo alentando tanto al auto como al animal, aunque en la previa nadie se animaba a apostar por alguno. El caballo tuvo un mejor pique de arranque, pero al llegar al final de los 400 metros pautados, fue superado por el coche. Fue un resultado lógico, ya que era un caballo contra 60 caballos vapor, aunque muchos seguramente habrían roto sus boletos.
Muchas otras actividades tuvo esta fiesta de los clásicos. Pancho Dotto presentó su Carrera de las Princesas, una competencia de regularidad exclusiva para mujeres, en el stand de Fiat. También hubo autos de competición, máquinas a vapor, vehículos militares, embarcaciones, cabinas de avión, colectivos, pick-ups, la feria de repuestos Autojumble y la exhibición de autos en escala, entre otras atracciones. Como se ve, un fin de semana a puro glamour que también tuvo su costado benéfico, porque la recaudación del estacionamiento tendrá como destino una donación para la compra de aparatos médicos para el hospital materno infantil Dr. Carlos A. Gianantonio de San Isidro. Fiesta completa.
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